Cuando nos vemos involucrados en un accidente es importante valorar las circunstancias en las que se ha producido. Así, en el ámbito de los accidentes de tráfico esto tiene especial relevancia. De hecho, las particularidades del caso y de cada implicado deben estudiarse de manera minuciosa.

Si nos centramos en la indemnización, tenemos que tener presente que tiene en cuanta dos tipos de daños: los daños materiales y los daños personales. Dentro de los primeros, tenemos que distinguir el daño emergente (el sufrido por los bienes de la víctima: el vehículo, los objetos perdidos, la ropa, tíckets de transporte etc.) y el lucro cesante es aquella cuantía que presumiblemente se iba a cobrar pero que, con motivo del accidente, no se llega a ingresar finalmente.

Por otro lado, en los daños personales entran lesiones, físicas y psicológicas valoradas conforme al tiempo de curación y de las secuelas.  De hecho, si una persona se cura más deprisa, no tendrá derecho a la misma compensación a otra que tiene un restablecimiento más lento, ya que se calcula por días.

En pocas palabras, tenemos que tener claro que cada persona se cura de una forma diferente, le quedan unas secuelas y necesitará más o menos tiempo.

Actualmente, los días de ingreso en cuidados intensivos se indemnizan con más de 100 euros por día; los días de ingreso hospitalario en planta se indemnizan con más de 75 euros por jornada, mientras que los días de baja son 53 euros. Por otra parte, las secuelas son las lesiones que se curan tras aplicar la terapia y puede haber, por ejemplo, perjuicio estético, dolores, pérdida de algún miembro o trastorno de ansiedad. A cada punto de valoración, le corresponde una indemnización de entre 600 y 1.100 euros en función de qué secuelas sean y cuántos puntos de secuela se acumulen.

Aprovechando la ocasión, comentamos que las lesiones derivadas de un accidente deben justificarse en urgencias dentro de las 72 primeras horas. Además, la víctima tiene el deber de justificar su recuperación con base en una supervisión médica. A esto hay que añadir, el papel que juega la culpabilidad a la hora de establecer quien es víctima y quien responsable del daño producido.

En cualquier caso, lo mejor es que cuentes con un profesional ajeno a los intereses de las aseguradoras y que te acompañe en todo el proceso aconsejándote de qué manera deberías proceder.

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